Nutrición y enfermedades reumáticas
Dra. Marta Juliana Mantilla
Tutor: Dr. Andrés Fernández
En el manejo de las enfermedades, las medidas no farmacológicas son importantes, siendo la alimentación un pilar fundamental para la salud en general y en especial para las personas con enfermedades reumáticas, ya que es bien conocido el efecto antiinflamatorias de algunos alimentos de la dieta que resulta en un impacto positivo sobre control de estas enfermedades.
La dieta puede modular los síntomas de las enfermedades reumáticas al influir en el perfil metabólico del paciente, aumentar los niveles de antioxidantes e intervenir sobre las bacterias que vive normalmente en algunas partes de nuestro cuerpo (llamado microbioma) como la piel, fosas nasales, y quizás el más influyente el microbioma intestinal, el cual tiene el potencial de modificar los mediadores proinflamatorios o antiinflamatorios circulantes.
Si bien una adecuada nutrición puede reducir la inflamación, mejorar los síntomas y disminuir el riesgo de futuras crisis de las enfermedades reumáticas, se debe tener en cuenta que esta no sustituye el tratamiento farmacológico, no cura la enfermedad ni revierte el daño que se haya podido establecer en el cuerpo como las deformidades articulares.
Los estudios epidemiológicos de los vínculos entre la nutrición y las enfermedades reumáticas se han centrado en gran medida en la artritis reumatoide, por lo cual, la mayoría de la evidencia que se presentará en este escrito es principalmente sobre estudios realizados en esta patología.
ALIMENTOS Y SU RELACIÓN CON LA INFLAMACIÓN
Abordar los hábitos dietéticos en los pacientes con enfermedades reumáticas y conocer qué alimentos pueden disminuir o favorecer la inflamación es un paso positivo al control de estas patologías y un estímulo a los pacientes a involucrarse activamente en el cuidado general de su enfermedad.
Son varios los nutrientes a los que se les han identificado propiedades antiinflamatorias que ofrecen numerosos beneficios para la salud, como los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 presentes en las semillas de chía, semillas de lino, pescado; los antioxidantes, fitoquímicos y flavonoides presentes en las frutas y verduras; las especias como el jengibre, la cúrcuma y la pimienta negra, las legumbres y los lácteos fermentados, entre otros (1)(2).
Por el contrario, los alimentos reconocidos como proinflamatorios incluyen las harinas altamente refinadas, el gluten, los ácidos grasos trans y saturados, productos lácteos y las carnes rojas.
Teniendo en cuenta lo anterior y con base en la evidencia científica, a continuación, se presentan algunas recomendaciones nutricionales para pacientes con enfermedades reumáticas:
ALIMENTOS CON PROPIEDADES ANTIINFLAMATORIAS QUE SE DEBEN INCLUIR EN LA DIETA:
- Verduras de hoja verde como rúgula, lechuga, brócoli, calabacín.
- Frutas como fresa, mora, uvas, ciruelas y manzanas.
- Ácidos grasos omega-3 presentes en el pescado graso como el salmón, la lubina, la trucha y las sardinas.
- Legumbres como frijoles, lentejas o garbanzos
- Condimentos como la cúrcuma, la pimienta negra y el jengibre.
- Probióticos, incluido el yogur.
ALIMENTOS QUE PROMUEVEN LA INFLAMACIÓN Y SE DEBEN EVITAR O DISMINUIR EN LA DIETA:
- Carnes ultra procesadas.
- Altos niveles de sal.
- Harinas altamente refinadas.
- El gluten, el cual se puede sustituir por cereales integrales como el centeno, el maíz, la avena o la quinua.
- Bebidas azucaradas, gaseosas y jugos.
- Ácidos grasos trans y saturados presentes en los fritos.
EFECTOS ANTIINFLAMATORIOS DE LOS ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3
Dentro de los alimentos estudiados en las dietas antinflamatorias, uno de los nutrientes que probablemente tiene más estudios el omega-3, específicamente el ácido eicosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico, por sus propiedades antiinflamatorias bien documentadas ya que son capaces de inhibir la producción de citocinas proinflamatorias y ayudan al control de las enfermedades reumáticas.
El consumo de suplementos de omega-3 en pacientes con artritis reumatoide se ha asociado con una reducción en el número de articulaciones dolorosas e inflamadas, disminución en la rigidez matinal y mejoría de la función física en comparación a quienes no reciben suplemento de omega-3(3). Con base en los estudios realizados se recomienda incluir en la dieta alimentos que aportan Omega-3 como el pescado graso (salmón, atún), las nueces y semillas (semillas de linaza y de chía), aceites vegetales y verduras verdes.
Los estudios realizados con suplementos de omega-3 han revelado consistentemente efectos benéficos, incluso la Sociedad Francesa de Reumatología propone la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados, principalmente omega-3, como coadyuvante para el alivio sintomático en pacientes con artritis reumatoide y otras enfermedades reumáticas inflamatorias crónicas (4).
DIETAS POTENCIALMENTE ANTIINFLAMATORIAS
DIETA MEDITERRÁNEA
Un ejemplo de dieta con propiedades antiinflamatoria es la dieta mediterránea, la cual está basada en el consumo de abundantes verduras, frutas, legumbres, aceite de oliva virgen, cereales integrales, raciones moderadas de pescado 2 a 3 veces por semana, pollo, lácteos fermentados y bajos en grasa, frutos secos, especias y agua como bebida principal o vino con moderación. Limita la carne roja, las bebidas azucaradas, la sal y los alimentos procesados (5).
Los beneficios para la salud de esta dieta se conocen desde hace más de 50 años, a partir del estudio que demostró menor mortalidad cardiovascular de los griegos mediterráneos en relación con su ingesta nutricional. A la fecha, son múltiples las investigaciones que respaldan los beneficios de la dieta mediterránea en las enfermedades crónicas no trasmisibles como las patologías cardiovasculares y metabólicas.
Respecto a las enfermedades reumáticas y las propiedades antiinflamatorios de la dieta mediterránea se han realizado varios estudios, de los cuales los de mayor evidencia científica han sido 5 ensayos clínicos controlados aleatorizados encontrando en su mayoría un resultado positivo con mejoría significativa en el dolor e inflamación articular de pacientes con artritis reumatoide que seguían una dieta mediterránea en comparación con quienes no la recibían (6).
Actualmente, la dieta mediterránea es el patrón de alimentación más recomendado y soportado científicamente, siendo parte de las recomendaciones dietéticas emitidas por la Sociedad Francesa de Reumatología para pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias crónicas (4).
DIETA VEGETARIANA Y DIETA VEGANA
La evidencia científica disponible sobre la dietas vegetarianas y veganas en enfermedades reumáticas está sujeta a pocos estudios realizados particularmente en pacientes con artritis reumatoide. Se ha sugerido que las respuestas son individuales y pueden depender principalmente de las intolerancias o alergias alimentarias.
Un metaanálisis de cuatro ensayos clínicos de ayuno, seguido de dietas vegetarianas durante al menos 3 meses, se asoció con reducción del dolor e inflamación articular en pacientes con artritis reumatoide (7).
En términos generales, las dietas vegetarianas se han asociado con síntomas menos graves en pacientes con artritis reumatoide, disminución de la rigidez matinal e incluso reducción en las concentraciones en sangre de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva.
Respecto a la dieta vegana, los estudios proporcionan evidencia de que este patrón de alimentación basado en plantas y sin gluten se relaciona con mejoría del dolor articular en pacientes con artritis reumatoide y produce una reducción de la inmunoreactividad a antígenos alimentarios que están involucrados en respuestas inflamatorias a nivel intestinal y sistémico (8).
Sin embargo, la dieta balanceada o “saludable” con porciones que incluya por lo menos un alimento de los diferentes grupos alimentarios debe estimularse en los pacientes reumatológicos.
OBESIDAD Y ENFERMEDADES REUMÁTICAS
La obesidad, definida como la acumulación excesiva de grasa es promovida por el consumo de dietas ricas en carbohidratos que conduce a la acumulación de tejido adiposo, el cual tiene propiedades endocrinas liberando moléculas mediadoras de inflamación como el factor de necrosis tumoral-α, la interleucina-6, la leptina, la resistina y la proteína C reactiva.
Ya es bien conocido que la obesidad es un estado proinflamatorio crónico de bajo grado que afecta negativamente el curso de las enfermedades reumáticas.
La obesidad en pacientes con artritis reumatoide se ha asociado con disminución de la capacidad física y de la salud en general, también con aumento del dolor articular, marcadores de inflamación en sangre y mayor probabilidad de padecer comorbilidades como hipertensión arterial y diabetes mellitus (9).
Actualmente la obesidad representa un problema creciente a nivel mundial, siendo una condición potencialmente modificable con hábitos de vida saludable (orientación nutricional y de actividad física) al cual se le debe prestar atención e idealmente abordar de forma rutinaria en los pacientes con enfermedades reumáticas.
La Sociedad Francesa de Reumatología publico recientemente las recomendaciones dietéticas de para pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias crónicas, en las cuales resaltan la importancia de proponer soporte para la pérdida de peso en pacientes con sobrepeso y obesidad a fin de buscar mejor control en la actividad de la enfermedad y efectos benéficos cardiometabólicos y psicológicos (4).
SUPLEMENTOS VITAMÍNICOS Y OLIGOELEMENTOS
La suplencia de vitaminas en la dieta como la vitamina D, la vitamina E, la vitamina K y la vitamina B9, así como algunos oligoelementos (Selenio y/o Zinc) y su posible efecto sobre la actividad de las enfermedades inflamatorias se ha estudiado principalmente en pacientes con artritis reumatoide, sin embargo, las investigaciones a la fecha no han encontraron un efecto significativo sobre los síntomas articulares y no hace parte de las recomendaciones dietarías emitidas por las sociedades científicas de reumatología (4).
PROBIÓTICOS
Los probióticos son suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a normalizar la composición de la microbiota intestinal. En los últimos años se ha prestado una atención creciente a la relación entre el microbiota intestinal y las enfermedades inflamatorias. Se han realizado nueve ensayos controlados aleatorios sobre el efecto de los probióticos en las enfermedades inflamatorias crónicas. Particularmente en la artritis reumatoide, tres estudios reportaron efectos beneficiosos sobre los síntomas articulares, y otros tres no encontraron ningún efecto significativo. Estos estudios han utilizado diferentes cepas como Lactobacillus casei, Lactobacillus acidophilus, y Bifidobacterium bifidum y por diferentes periodos de tiempo, lo cual se ha considerado como resultados heterogéneos que hacen difícil establecer conclusiones amplias sobre su eficacia en enfermedades reumáticas y limita su recomendación por parte de las sociedades científicas de reumatología (4).
Toda la información proporcionada en este blog ha sido tomada de la evidencia científica disponible, sin embargo, algunas asociaciones entre la nutrición y las enfermedades reumáticas son débiles e inconsistentes. Faltan estudios con metodología sólida para esclarecer los beneficios de ciertas prácticas dietéticas cuya eficacia no ha sido probada pero que son frecuentemente adoptadas por los pacientes.
Debe insistirse a todos nuestros pacientes y en general a la población general, una dieta donde se incluya por lo menos un alimento de los tres grupos de alimentos que se consideran básicos, verduras y frutas, cereales y tubérculos; leguminosas y alimentos de origen animal.
BIBLIOGRAFÍA
1. Bustamante MF, Agustín-Perez M, Cedola F, Coras R, Narasimhan R, Golshan S, et al. Design of an anti-inflammatory diet (ITIS diet) for patients with rheumatoid arthritis. Contemp Clin Trials Commun [Internet]. 2020;17(January):100524. Available from: https://doi.org/10.1016/j.conctc.2020.100524
2. Zhu F, Du B, Xu B. Anti-inflammatory effects of phytochemicals from fruits, vegetables, and food legumes: A review. Crit Rev Food Sci Nutr [Internet]. 2018;58(8):1260–70. Available from: https://doi.org/10.1080/10408398.2016.1251390
3. Akbar U, Yang M, Kurian D, Mohan C. Omega-3 fatty acids in rheumatic diseases a critical review. J Clin Rheumatol. 2017;23(6):330–9.
4. Daien C, Czernichow S, Letarouilly JG, Nguyen Y, Sanchez P, Sigaux J, et al. Dietary recommendations of the French Society for Rheumatology for patients with chronic inflammatory rheumatic diseases. Jt Bone Spine. 2022;89(2).
5. Itsiopoulos C, Mayr HL, Thomas CJ. The anti-inflammatory effects of a Mediterranean diet: a review. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2022;25(6):415–22.
6. Forsyth C, Kouvari M, D’Cunha NM, Georgousopoulou EN, Panagiotakos DB, Mellor DD, et al. The effects of the Mediterranean diet on rheumatoid arthritis prevention and treatment: a systematic review of human prospective studies. Rheumatol Int [Internet]. 2018;38(5):737–47. Available from: http://dx.doi.org/10.1007/s00296-017-3912-1
7. Müller H, De Toledo FW, Resch KL. Fasting followed by vegetarian diet in patients with rheumatoid arthritis: A systematic review. Scand J Rheumatol. 2001;30(1):1–10.
8. Hafström I, Ringertz B, Spångberg A, Von Zweigbergk L, Brannemark S, Nylander I, et al. A vegan diet free of gluten improves the signs and symptoms of rheumatoid arthritis: The effects on arthritis correlate with a reduction in antibodies to food antigens. Rheumatology. 2001;40(10):1175–9.
9. Gremese E, Tolusso B, Gigante MR, Ferraccioli G. Obesity as a risk and severity factor in rheumatic diseases (autoimmune chronic inflammatory diseases). Front Immunol. 2014;5(NOV):1–11.